LONDRES -El cuadro español del Real Madrid logro su décimo quinto campeonato (15) superó al Borussia Dortmund (un solo campeonato 1997) de Alemania ante más de 90 mil espectadores que se hicieron presente al estadio Wembley ‘Catedral del Fútbol’, ‘Los Meregues’, confirmaron su autoridad y se afianzaron como los mejores de Europa bajo su lema ‘Halá Madrid’ palabra latín (Adelante, Vamos).

Pero Madrid no sólo gana. También crece en recursos, en concepto colectivo y en juego esperando el momento oportuno para la estocada final. Vamos a ser sinceros: el prejuicio siempre estuvo instalado. Con o sin razón. Pero ahí. En la piel del hincha madridista. Como una mancha. Como una afrenta. Como una lacerante puñalada.
El folklore futbolero suele resumirse en algunas palabras reveladoras: como “Al hincha ‘Galáctico’ solo le interesa ganar, como sea y si es con un gol, por dos, con la cabaza de uruguayo Daniel Carvajal Ramos a los 74 minutos del complemento, o mejor dicho con la pincelada del brasileño Vinicius Junior a los 83 minutos” para el 2-0 definitivo.

La calificación, obviamente, acreditaba una dosis considerable de desprecio. Quizás también de burla e ironía. En definitiva, un estigma difícil de quebrar que recorrió el espinel de la historia, sostenido en algunas verdades puntuales y en una larga variedad de mentiras. Pero como la mítica canción de Héctor Lavoe —“todo tiene su final, nada dura para siempre”— este Real Madrid de Carlo Ancelotti, más allá de borrar de la cancha al Borussia Dortmund en el complemento con un 2-0 rotundo y de alcanzar una marca perfecta invicta y pasar la puerta de la gloria con una autoridad que impacta.
Real Madrid juega el fútbol que le gusta a la gente. Pero no sólo a la gente del Real Madrid: también al extrapartidario, al imparcial, al que goza y sufre por otros colores, por otra camiseta.
El gran reconocimiento se puso en marcha recién en el arranque dejando en el camino al Napoli italiano, al Braga luso y al Unión Berlín alemán. En los octavos de final dieron vuelta al RB Leipzig, en cuartos de final saco del camino por penales al Manchester City, en semifinales hizo lo propio con su clásico rival de Europa el Bayern Múnich, promoviendo una lectura demasiado generosa en 12 encuentros disputados con un total de 8 victorias y 4 empates sembraron su título 15 en Londres.

Por eso los festejos propios y escepticismos ajenos, desde su austeridad y simpleza, el estratega merengue Ancelotti aclaraba: “Ahora hay que reconfirmar” que el Madrid es el campeón.
La reconfirmación reclamada se gestó de inmediato. Nadie durmió. Nadie vivió de recuerdos. Las aventuras y los nuevos asombros estaban en línea de largada. El disparador natural fue Daniel Carvajal Ramos, que lo pone como un protagonista muy potente junto a Vinicius Junior.
Hoy el Real Madrid se vuelve a imponer con su vieja bandera blanca de la garra consumada —no existe ningún buen equipo con el ‘Galáctico’ que no contemple ese plus del fútbol —, pero a ese factor que también es actitud, valor y determinación.

A este cuadro ‘Merengue’ le sumó riqueza como el mejor de Europa, oferta de juego, concepto colectivo y desequilibrio ofensivo gozoso.

Por eso gana, convence y campeona. Por eso gana, estimula y campeona. Por eso gana y sigue apurando su crecimiento. Porque deja algo en la cancha. Porque no se conforma con nada. Y por supuesto, porque trasciende la chapa de campeón en el resultado. Ese es el mérito superior de este Real Madrid. Que instala un mensaje de campeón absoluto…