WASHINGTON, DC –No pudo, no supo, no quiso. La euforia duro poco al DC United se le atragantaron las ganas de ganar –y con eso, de sumarse concretamente a la pelea de fondo y tratar de clasificar al Wild Card – por culpa de sus propias limitaciones, confusiones y decisiones. De otra manera no se explica, caer contra un equipo que terminó quinto en la clasificación general.

Es posible buscar razones en esta derrota, es inadmisible quedarse en eso: El DC United no jugó a lo grande, como debe hacerlo un equipo que estaba luchando para clasificar.
Algo así parecía decir el rostro del guatemalteco Aaron Herrera, cuando no disimulaba sus gestos para pedirles a sus compañeros que se juntaran alrededor de él al contragolpe del equipo, que ocuparan la cancha en posiciones más avanzadas. No lo consiguió, ni siquiera con sus esporádicas pinceladas de jugador distinto.
Por eso cada partido del cuadro capitalino es un acto dramático. Tres semanas antes un doblete afortunado Gabriel Piraniante un error de la zaga de Nashville SC reavivaron el fuego de la victoria. Una semana después una excelente combinación entre Pedro Santos y Christian Benteke, al minuto 3 y 8 de la primera etapa, alcanzaron para ganar al New England que ilusionaron a la capital.

Pero que conlleva este resultado en casa con su público que abarrotó el Audi Field tan solo se necesitaba empate y terminaron goleados con un clima de hostilidad y frustración hacia el técnico Troy Lesesne, por parte del aficionado capitalino: los insultos llueven sobre el estratega. Las razones no son misteriosas: el equipo juega mal y terminó eliminado otra vez. Como hace quince días. Como hace un mes. Como al principio del campeonato. Como el año pasado. Pero ya nada será igual.
El 19 de octubre ha marcado una línea divisoria. Esa noche quedó al margen del triunfo y eliminado, pero además este proceso de Troy Lesesne perdió definitivamente credibilidad ante el hincha local. Será muy difícil curar heridas, quizá imposible.
Hay cosas que el hincha capitalino no perdona, como aquella derrota en casa el veinticuatro de agosto frente al FC Dallas (4-3), y que marcó el comienzo del deterioro. Aunque su capitán Christian Benteke, diga lo contrario.

Este cachetazo que le dio el Charlotte FC de Dean Smith tiene el mismo sabor, amargo por el resultado, doloroso por la entrega sin lucha. La exteriorización queda a la vista del hincha capitalino. Para el observador del mundillo local hay cosas que no se puede pasar por alto.
Cuando terminó el partido frente al Charlotte FC la mayoría de los jugadores trataron de buscar rápidamente el túnel para salir y mucho menos esperaron al técnico.
En la semana, un acercamiento al plantel arroja novedades inesperadas. El mediocampista Gabriel Pirani, un habitual sostén y trabajador de la cancha no parecía contento, su rostro no era el mismo de antes y esto parecía tomar distancias.
La misma sensación parece inoculada en el resto. No hay divisiones ni grupos enfrentados. Lo que sí corre es la depresión. El plantel perdió la alegría. El técnico también.

La situación parece haber desbordados sus nervios. Hay gestos que pintan actitudes, como los tres impactos del Charlotte FC con Pep Biel a los 58 minutos, Patrick Agyemang a los 75 minutos y del recién ingresado Liel Abada a los 91 minutos del final, provocó una descoordinación en las tres líneas.
En el DC United no hay una paz futbolística. Esa es la realidad. Y no habrá mientras siga jugando así, con Troy Lesesneo sin Troy Lesesne. No se entiende que el DC United tenga una propuesta distinta de juego.
Por eso el silbido al técnico, una derrota más y la eliminación del torneo, el silencio a la salida, con toda la euforia del hincha capitalino quien no lo puede creer. Simplemente por eso. Lo que quedó en claro es que ya nada será igual. El amor del hincha capitalino por este equipo entró en crisis.

Así está DC United. Lejos de la línea del triunfo, lejos de la clasificación por segundo año consecutivo y, sobre todo, bastante distanciado de su mejor nivel. Por eso solo esperemos que la próxima temporada la historia no se repita…