WASHINGTON, DC. -Sin desbordes, sin exageración, pero con algo de frialdad desde la prolijidad más absoluta, la fiesta se originó alrededor del Audi Field con la gente capitalina, familias enteres con su calor, con su corazón como bandera con la familia Quispe de Perú, con la familia Ortega de El Salvador, con la familia Villacorta de México, en fin con toda la hinchada del DC United que se calzó de algarabía total en la antesala al partido indiscutiblemente con el líder de la liga MLS Cincinnati FC, celebrando el legado del 1er presidente del DC United Kevin Payne.
Fue lógico. Porque la fiesta del fútbol también tiene incorporada la lógica, aunque la influencia de los imponderables y de ciertos avatares azarosos se encuentre fuera de discusión.
Anticipar un DC United ganador no era precisamente exponerse a ningún descrédito por parte del hincha. Se veía venir porque se anunciaba en los alrededores del Audi Field, en las boleterías, en las graderías desde el mismo momento en que este cuadro capitalino modelado por la numero doce y alumbrado por individualidades de real jerarquía, no se permitía caer bajo la sombra de los consagrados afectados por la abulia, la displicencia y el conformismo.
Eso sentía una marea de “Rojo y Negro” llamada “HINCHADA” a pesar de los resultados negativos de su equipo esta presente…