LANDOVER, MD. -Sin desbordes, sin exageración, con algo de frialdad desde la prolijidad más absoluta, la fiesta con la gente del área metropolitana que se volcó al FedEx Field, con su calor, con su corazón como bandera, con sus sentimientos encontrados, la hinchada del Aston Villa, del Brentford, del Fulham, del Chelsea se calzó con la algarabía total previo al partido amistoso internacional para el deleite del amante del fútbol.
Fue lógico. Porque la fiesta del fútbol también tiene incorporada la lógica, aunque la influencia de los imponderables y de ciertos avatares azarosos se encuentre fuera de discusión. Anticipar un Aston Villa vs Brentford ganador no era precisamente exponerse a ningún descrédito profesional. Se veía venir porque se anunciaba en el estacionamiento, en los puestos de comida, en las graderías desde el mismo momento en que este encuentro internacional modelado por la numero doce y alumbrado por individualidades de real jerarquía, no se permitía caer bajo la sombra de los consagrados afectados por la abulia, la displicencia y el conformismo. Eso sentía una marea “metropolitana” llamada “HINCHADA”…