CHESTER, PA. -Philadelphia Unión en casa le ganó categóricamente a Querétaro FC. Nada más, nada menos. Le dio vida a una noche perfecta hasta con juegos artificiales, puso lo que su gente siempre quiere que ponga y decoró la noche con una tripleta Daniel Gazdag, quien abrió la puerta de la goleada a los 30 minutos del primer tiempo. ¿Cómo no van a festejar si su máximo artillero ya tiene 4 tantos en dos partidos? ¿Qué más podían pedir?
Pero antes del análisis, antes de tamizar las cuestiones tácticas o estratégicas, emergen las imágenes, brotan las postales de esos segundos finales de éxtasis y explosión, de puños al viento y locura. Y ahí estuvieron también adornando la noche Nathan Harriel a los 43 minutos y Jack McGynn a los 89 del final con el milagro del triunfo, para sellar la gran fiesta.
Y ahí está el venezolano Jesús Bueno, arremolinando los brazos para que la gente de Philadelphia no pare de soñar, señalando con el dedo a la ‘Campana de la Libertad. Y ahí está el puño apretado del estratega Jim Curtin con el pitazo final del árbitro Daneion Parchment, con el paso firme para ir a buscar el túnel, también estuvo ahí el venezolano José Martínez apunta a la banca al grito de “¡Es para la Unión, es para todos!”, que tiene como destinatario al hincha que sufre, que se banca los 90 minutos.
Y ahí está todo el equipo con héroe de la noche Daniel Gazdag, con la camiseta azul marino como sus ojos que lloran, que lloran sin parar “porque ese cierre con el gol de Jack McGynn nos hizo seguir soñando”.
Y ahí está el meta André Blake, golpeándose el pecho como si ya tuviera mil batallas, besando el escudo que decora su camiseta, señalando vaya uno a saber qué estrella allá en el cielo.
Y ahí va el argentino Julián Carranza, abrazando al danés Mikael Uhre, tranquilos como si nada hubiera hecho, cruzando la cancha como si estuviera paseando por el jardín de su casa. Como si nada hubieran hecho.
Y ahí están todos, locos de la vida, saltando y riendo, listos y desparramar el carnaval de la victoria por esas calles de la “Ciudad de la Declaración de Independencia” o simplemente la ciudad del ‘Amor Fraternal’.
¿Qué tuvo Philadelphia Unión para lograr esta victoria? Actitud ganadora. Quienes accedieron a la intimidad de aquel vestuario unido. Allí nació un juramento tácito: dejar la vida. Allí germinaron las decisiones trascendentes: poner todo ante Querétaro FC, para que llegaran físicamente a diez puntos y muy seriamente.
Esa actitud protagónica se plasmó con claridad durante los noventa minutos. Aun equivocando los caminos, Philadelphia Unión quiso más, propuso más, fue a buscar, se plantó bien arriba, corrió riesgos. En fin: se la jugó y goleó.
El estratega Jim Cutis eligió la otra cara de la moneda. Puso en la cancha a tres defensores: los tres del fondo Jakob Glesnes, Jack Elliott y Damion Lowe, integrados a la línea de volantes defensores con Ntahan Harriel, la dupla de venezolanos Jesús Bueno con José Martínez y Kai Wagner. La idea era hacer el aguante y salir de contra. Pero la intención se quedó a mitad de camino por el cuadro mexicano no representaba ningún peligro.
Achicó espacios para la libertad del héroe de la noche Daniel Gazdaq quien alimentaba a sus artilleros y tuvo la virtud de presionar sin cometer faltas en los alrededores del área mexicana. Tuvo el apoyo de sus dos atacantes el argentino Julián Carranza y el danés Mikael Uhre quienes quedaron libres y hasta cumplieron con ciertas funciones defensivas desacostumbradas, como retroceder por detrás de la línea de la pelota en su propio campo.
Si algo le faltaba a la gente del Philadelphia Unión para creer que la victoria holgada era posible, se vio al minuto final con lo soñado, hasta para el más fanático de los hinchas de la ‘Campana de la Libertad lo sintiera, que el sueño se hizo realidad. Philadelphia Unión dejó atrás una barrera altísima, pera su camino hacia la consagración con dos triunfos perfectos: la primera contra los Xolos de Tijuana 3 a 1 y la goleada contra Querétaro FC 5 a 1 que lo pone primero y la puntación perfecta del Grupo Este 1, logrando su clasificación a la siguiente fase.
Pero eso, claro, será otra historia. La historia que palpitará a partir de mañana. La historia de hoy se festeja legítimamente. Ganó porque quiso ganar. Ganó porque se jugó entero. Y eso es lo mínimo que puede hacer un equipo que quiere ser protagonista…
