Para comprender a Argentina hay que vivir en la Plaza de Mayo. Sentir sobre la piel el sentimiento de mucha gente, de todo un país que vivió de esporádicas alegrías y de muchas amarguras. Con algunos que van y otros que vienen y de esperanzas renovadas, así lo vivió la hinchada ‘albiceleste’ en el MetLife Stadium de New Jersey que retumbaba de emoción.
“En Argentina nací, tierra de Diego y Lionel. De los pibes de Malvinas, que jamás olvidare”. “No te lo puedo explicar, porque no vas a entender. Las finales que perdimos cuantos años las llore. Pero eso se terminó, porque en el Maracaná, la final con los ‘brazucas’ la volvió a ganar papá”.
“Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera. Quiero ser campeón mundial… Y al Diego, en el cielo lo podemos ver. Con don Diego y con ‘la Tota’, alentando a Lionel”…
NEW JERSEY –“Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera. Quiero ser campeón mundial… Era el himno del campeón defensor Argentina que sigue su camino a la final de la Copa América 2024, cuando se impuso a Canadá 2-0, logrando el invicto de 5 partidos, para confirmar su autoridad y se afianza para revalidar el título Copa América 2024.
Pero Argentina no sólo gana. También crece en recursos, en concepto colectivo y en juego. Vamos a ser sinceros: el prejuicio siempre estuvo ahí instalado. Con o sin razón. Pero ahí. En la piel de los 80,102 albiceleste que abarrotaron el MetLife Stadium de New Jersey. Como una mancha celeste. Como una afrenta especialmente, lo vivido en las afueras del estadio. Como una lacerante puñalada al corazón de la ‘Tierra de Jarabe de Arce’ Canadá.
El folklore futbolero suele resumirse en algunas palabras reveladoras: “Al hincha argentino le interesa ganar como sea y si es con un gol o dos, mejor”.
La calificación, obviamente, acreditaba una dosis considerable de desprecio. Quizás también de burla e ironía. En definitiva, un estigma difícil de quebrar que recorrió el espinel de la historia, sostenido en algunas verdades puntuales.
Pero como reza el mítico himno de la ‘La Mosca’ —“Muchachos… ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera. Quiero ser campeón mundial… Y al Diego, en el cielo lo podemos ver. Con don Diego y con ‘la Tota’, alentando a Lionel”— este Argentina de Lionel Scaloni, más allá de borrar de la cancha a Canadá por segunda vez, cuando Julián Álvarez abrió la puerta del triunfo a los 22 minutos para alcanzar la marca de 36 partidos invictos y de estar tan cerquita al título con una autoridad que impacta, provocó el umbral del fin de una movida esencial: juega el fútbol que le gusta a su gente. Pero no sólo a la gente argentina: también al extrapartidario, al periodista imparcial en el palco de prensa, al que goza y sufre por otros colores, por otra camiseta.
El gran reconocimiento se puso en marcha en la inauguración de la Copa América 2024 un 20 de junio en Atlanta, Georgia. Por esos días de festejos propios y escepticismos ajenos, desde su austeridad y simpleza, Scaloni aclaraba: “Ahora hay que reconfirmar”. La reconfirmación reclamada se gestó de inmediato. Nadie durmió. Nadie vivió de recuerdos. Las aventuras y los nuevos asombros estaban en línea de largada a las 8:00pm. El disparador natural fue Lionel Messi, que lo tiene como un protagonista muy potente, como cuando convirtió su primer gol en la copa a los 51 minutos del complemento y lograr su objetivo, una nueva final en la era Scaloni.
Hoy Argentina se impone con su vieja bandera de la garra consumada —no existe ningún buen equipo que no contemple ese plus—, pero a ese factor que también es actitud, valor y determinación, le sumó riqueza de maniobra albiceleste, oferta de juego, concepto colectivo y desequilibrio ofensivo gozoso.
Por eso gana y convence. Gana y estimula. Gana y sigue apurando su crecimiento. Porque deja algo, un sentimiento encontrado. Porque no se conforma. Y por supuesto, porque trasciende la chapa del resultado, quiere volver a ser campeón. Ese es el mérito superior del equipo de Lionel Scaloni, que instala un mensaje a la final…