MIAMI, FL -El fútbol es como la vida misma, capaz de encerrar los sentimientos humanos en solo 90 minutos: como el ‘Amor’, la ‘Pasión’, el ‘Sufrimiento’ y la ‘Revancha’… Y hablando de revanchas, y alcanzar la marca perfecta de la selección uruguaya para ser considerado como uno de los favoritos para llevarse la Copa América 2024, y dejando con la insatisfacción y el alma a la mitad a la selección panameña quienes previo al encuentro juraron que podrían romper la racha ganadora charrúa.
La celeste cumplió con su primer objetivo superar a Panamá demostrando que van por más a su paso por el Hard Rock Stadium de Miami ante 33,564 espectadores mezclados entre celestes y rojos quienes vibraron los 94 minutos ante un cuadro blanco desconocido que aguanto los primeros 45 minutos, pero fueron neutralizados por la zaga charrúa.
Uruguay se enfrentó a un equipo con gente longeva, con un 27.1 por ciento de sus nombres casi históricos, mientras que Uruguay presento un promedio de 26.1 porciento un año de diferencia y que empezó nuevamente, con pie derecho, en busca del campeonato, tratando de diluir el síndrome de los 18 años.
Los canaleros, demostraron ser un equipo virtualmente desconocido a pesar de ser esta copa su segunda participación, con una mixtura de jugadores que en el papel carecen de experiencia internacional pero los más destacados trataron de cambiar el resultado como Adalberto Carrasquilla del Houston Dínamo, el guardameta Luis Mejía y Aníbal Godoy del Nashville SC y con apenas dos semanas de trabajos físicos y tácticos. El gran favorito es entonces Uruguay, no sólo por sus antecedentes históricos o por su condición, sino también por la basta preparación durante una esforzada pretemporada positiva, con un plantel conformado por jugadores calificados: “Un equipo que vale 480 millones de euros, al tiempo que Federico Valverde Dipetta, es el jugador de mayor cotización con 120 millones de euros”.
Los de afuera lo entendieron, parece. Y se sumaron a la fiesta de haberle ganado a Panamá, que más que eso. Por la forma en que lo hicieron, por lo que prometen hacer.
Con el primer gol de Maximiliano Araujo Vílchez a los 16 minutos acabó con los espejismos. Con la pelota en su poder, el equipo charrúa volvió a ser el controlador del partido. Desde el fondo, el caudillo Ronald Araujo Da Silva pegó los gritos –a veces demasiado cargoso- y la cosa se reordenó tal como había empezado. Entonces, todo fue darle cuerda a la ilusión.
¿Qué tiene este Uruguay para tirarse al título y al campeonato tan soñado? Tiene, primero, un plantel con nombres más que interesantes: Sergio Rochet Álvarez un meta con la calidad de simplificador, aunque más de una vez se complique la vida con cosas que van más allá del juego; tiene al zaguero Matías Viña Susperreguy quien sentencio el resultado a los 91 minutos del final y con mencionarlo basta Nahitan Nandez Acosta y Mathias Olivera Miramontes atrás, ha Federico Valverde Dipetta, un brillante distribuidor de juego y acompañando a Manuel Ugarte Ribeiro. Tiene a Giorgian De Arrascaeta Benedetti y Darwin Núñez Ribeiro quien puso el 2-0 a los 85 minutos para dar la tranquilidad a la celeste, y ajustar arriba.
Pero, además, tiene claro a qué juega: porque su técnico Marcelo Bielsa lo trasmite y porque nadie se la cree, porque han hablado de cambiar una mentalidad y en eso están, aunque los hinchas charrúas todavía se preocupen más por los fallos del árbitro que por el propio rendimiento de su equipo, en definitiva, lo único decisivo.
Porque Uruguay le ganó a Panamá sin la ayuda de nadie, eso está claro. Le ganó gracias a su propio planteo, a su concentración, a su solidez, a su convicción, a su aplicación táctica, a su entrega sin límites en busca del único objetivo la Copa América 2024 esquiva desde 2011.
Eso es lo que trataba de explicar el técnico argentino Marcelo Bielsa al final, con su grito de nuevo triunfador indiscutible. Mientras que Panamá llora su desventura…