LONDRES -La imaginación y la fantasía llego a su fin ante los rostros empapados, cansados y exultantes de Daniel Carvajal Ramos, Federico Valverde, Vinicius Junior, Nico Paz, Toni Kroos, Luka Nodric y Nacho Fernández donde el brillo brotaba de la 69º edición de la UEFA Champions League ’24 que alzaban los flamantes campeones de Europa.
Habíamos asistido al incomparable milagro del fútbol. La emoción apretaba los corazones merengues bajo el cielo de ‘La Milla Cuadrada’ que cubría la “Catedral del Fútbol” el Wembley ante 90.000 almas que vibraron hasta el último segundo minuto a minuto la gran final: UEFA Champions League y los 200 millones de hinchas ‘Galácticos’ en todo el mundo.
Los ‘Gelbe Wand’ se habían ido masticando su bronca de no lograr su segunda presea y el partido que tenían ganado y que se les escapo de las manos en 20 minutos electrizantes del complemento.
El fútbol había alcanzado su clímax de vibración y de brutal belleza. El fútbol, una vez más superando aspectos negativos, había ratificado su condición de juego inigualable, por lo impredecible y lo dramático del final, lo sorprendente y lo espectacular que puede resultar sus cambiante alternativas.
La final de la UEFA Champions League demostró que se juega en serio, porque los jugadores dejan el alma en la cancha. Sin dudas fue la última gran noche ahí muy cerca del Palacio y Abadía de Westminster y la Iglesia de Santa Margarita, digna de lo que nos tiene habituado la UEFA.
El cuadro alemán Borussia Dortmund junto a la hinchada BVB se banco todas las desazones y todas las vicisitudes, la que lloro el drama final, la que nunca arrió las banderas de su fervor y esperanza, vivía el drama final.
Real Madrid era el nuevo campeón logrando su (15) décima quinta copa. Nadie quería razonar. Nadie perdía tiempo preguntándose como había sucedido. Paso porque tenía que pasar. Porque así estaba escrito en los libros de la ‘Familia Real Británica’.
Paremos por un momento en los festejos del Real Madrid y volvamos a lo que ocurría en la gran final cuando corrían los 74 minutos del complemento Toni Kroos envió un centro a la cabeza del defensor Daniel Carvajal Ramos y se encargó de poner el balón al fondo de las redes del meta Gregor Kobel para el 1 a 0 transitorio.
A los 83 minutos el brasileño Vinicius Junior puso marcador final a favor de los merengues tras un certero pase de Jude Bellingham, sobre el primer palo del meta Gregor Kobel, quien descuida su arco en complicidad con la zaga. El balón se perdió al fondo de las redes muy cerca del poste derecho para el 2-0 y la euforia total de toda de hinchada merengue.
Faltaban 10 minutos para el silbato final. Real Madrid ganaba 2-0, los dos estaba con 11 jugadores y se intuía al más cercano campeón que una posible reacción del Borussia Dortmund.
Todo eso paso entre toda la riqueza emocional, la fantástica locura, la sublime vibración que puede alcanzar el fútbol cuando se dan partidos finales y definidos de esta manera. Los nervios son contagiosos como el buen juego o el espíritu de lucha o el bajo anímico o los pelotazos a cualquier parte.
Lo anterior no sirve, hasta las líneas precedentes hablamos de todo lo elogiable, lo atrayente, lo que emociona y atrapa, lo que ha hecho y sigue haciendo la grandeza permanente de la pasión de multitudes. ‘El Fútbol’. Ese final dramático, sorpresivo, impactante fue digno de quienes inventaron el fútbol.
Por ahora, sus hinchas despiertan de un sueño muy profundo, cantan y festejan su décimo quinto título de la UEFA Champions League 2024.
Y nada menos desde que el Rey Alfonso XIII de España le otorgará el titulo honorifico ‘Real’ el 29 de junio de 1920. Desde el Bernabéu hasta el Palacio de Buckingham. Hala Madrid… Hala Madrid… Hala Madrid hay una sola…
