HARRISON, NJ –FC Cincinnati escolta del super líder Philadelphia Unión ganador del ‘Supporters Shield’, se impuso 1-0 ante 25,017 espectadores en el Sports Illustrated Stadium vestido de fiesta. Le arruinó la despedida de la temporada MLS 2025 en casa y la continuidad de sus alegrías otoñales.
Lo superó con altura y una gran convicción para llevar adelante sus planes de seguir sumando. Y sobre todo, ilusionó a Cincinnati con una consigna: éste tiene que ser el año.

El artillero togolese Kevin Denkey clavó un pie en su campo y el otro en el de casa. Flexionó las rodillas y echó el torso hacia atrás, con la mirada fija en el cielo, más naranja y azul que nunca. Cerró los puños, tensó todo el cuerpo y dejó huir, sin esfuerzo, un alarido, de frente a la doble bandeja de plateístas locales, invitados especiales y periodista…
Enseguida lo cubrieron. Se le subieron encima dos, tres compañeros, gritaron con él… eran los 12 minutos del inicio que enmudeció la casa del NY Red Bull.
La principal razón del triunfo fuera de casa. El de FC Cincinnati sobre FC Cincinnati. El que le sirvió, en definitiva, para ganarle a un corajudo New York Red Bull herido en su orgullo. Descargó allí, en la mitad misma de la cancha, bronca, felicidad, rabia y alegría. Dejó al descubierto, en un segundo de explosión, todo lo que habían hecho la temporada para llegar a eso: para poner al ‘The Orange and Blues’ a la misma altura que ‘FC Cincy’, para jugar de igual a igual y también romper el equilibrio, y acabar con los fantasmas del New York Red Bull, más propios que de nadie.

Los de afuera lo entendieron, parece. Y se sumaron a la fiesta de haberle ganado y arruinarles la fiesta. Por la forma en que lo hicieron, y por lo que prometen hacer en los playoffs.
Ese gol de togolese acabó con los espejismos. Con la pelota en su poder, el equipo del FC Cincinnati volvió a ser el controlador del partido. Desde el fondo, el caudillo el brasileño Evander pegó los gritos –a veces demasiado cargoso- y la cosa se reordenó tal como había empezado. Entonces, todo fue darle cuerda a la ilusión.
¿Qué tiene este FC Cincinnati para tirarse a los playoffs, y al campeonato tan soñado?
Tiene, primero un plantel con nombres más que interesantes: Evan Pouro un meta con la calidad de simplificador, aunque más de una vez se complique la vida con cosas que van más allá del juego.

Tiene al checo Pavel Bucha, al ganes Samuel Gidi, al venezolano Ender Echenique, al danés Lukas Engel y con mencionarlo basta, ha Evander, un brillante distribuidor de juego. Adelante tiene al brasileño Brenner Souza y al togolese Kevin Denkey.
En la zaga a Miles Robinson, al jamaiquino Alvas Powell y el zimbabuense Teenage Hadebe, para ajustar atrás cerrando todo ingreso.
Pero, además, tiene claro a qué juega: porque su técnico Peter Noonan lo trasmite y porque nadie se la cree, porque han hablado de cambiar una mentalidad y en eso están, aunque los hinchas del ‘FC Cincy’ todavía se preocupen más por las fallas arbitrales que por el propio rendimiento de su equipo, en definitiva, lo único decisivo.

Porque FC Cincinnati le ganó al New York Red Bull sin la ayuda de nadie, eso está claro. Le ganó gracias a su propio planteo, a su concentración, a su solidez, a su convicción, a su aplicación táctica, a su entrega sin límites en busca del único objetivo los playoffs y el título.
Eso es lo que trataba de explicar el togolese al final, con su grito de nuevo triunfador indiscutible. Mientras que el New York Red Bull llora su desventura…