EAST RUTHERFORD, NJ –¡Paris est Magiquel! PSG sepultó 4-0 al Real Madrid ante 77,542 espectadores que abarrotaron el estadio MetLife Stadium de New Jersey vestido de fiesta.
‘Les Parisiens’ les arruinó a los merengues la continuidad de sus alegrías de verano. Lo superó con altura y una gran convicción para llevar adelante sus planes. Y, sobre todo, ilusionó a Paris [Francia] con una consigna: éste tiene que ser el año para el Paris Saint-Germain ‘PSG’.

Y fue precisamente que el español Fabian Ruiz clavó un pie en su campo y el otro en el de enfrente. Flexionó las rodillas y echó el torso hacia atrás, con la mirada fija en el cielo, más azul que nunca. Cerró los puños, tensó todo el cuerpo y dejó huir, sin esfuerzo, un alarido, de frente a la doble bandeja (2) para los plateístas, invitados especiales y periodista… Enseguida lo cubrieron. Se le subieron encima dos, tres compañeros, gritaron con él… eran los 24 minutos del primer tiempo y el 3-0.
La principal razón del triunfo de los UEFA Champions 2025. El del PSG sobre el PSG. El que le sirvió, en definitiva, para ganarle a un ‘Rey’ de copas totalmente herido y desconocido. Descargó allí, en la mitad misma de la cancha, bronca y felicidad, rabia y alegría. Dejó al descubierto, en un segundo de explosión, todo lo que habían hecho para llegar a eso: para poner a los ‘Les Rouge-et-Bleu’ a la misma altura del mundo, para jugar de igual a igual al Real Madrid y también romper el equilibrio, para acabar con los fantasmas del pasado, más propios que de nadie.

Los de afuera lo entendieron, parece. Y se sumaron a la fiesta de haber humillado al Real Madrid, que más que eso. Por la forma en que lo hicieron con goleada.
Todo comenzó con el primer gol a los 6 minutos tras una pelotera en el corazón del Real Madrid el mediocampista del PSG Ousmane Benbélé quien habilito al español acabando con los espejismos para el 1-0.
Con la pelota en su poder, el equipo azul volvió a ser el controlador del partido. Desde el fondo, el caudillo marroquín Achraf Hakimi pegó los gritos –a veces demasiado cargoso- y la cosa se reordenó tal como había empezado. Entonces, todo fue darle cuerda a la ilusión del Paris Saint-Germain en la cumbre de rendimiento.

Pero en este mundial clubes el Real Madrid salía a jugar con la certeza de que algo muy extraño debía ocurrir para que no se llevara el triunfo. Podía pasar, claro: una calurosa extraña y resbaladiza, un acostumbrado tropezón en semifinales, pero era eso, apenas excepciones.
‘Les Parisiens’, se encaminaba hacia el segundo gol a los 9 minutos cuando el zaguero merengue Antonio Ruediger en su intento de despejar el balón el artillero Ousmane Benbélé se roba el esférico para que en un mano a mano con Thibaut Courtois puso el balón al fondo de las redes para el 2-0.

Luego volvería el español Fabian Ruiz a los 24 minutos para lograr su doblete de la tarde para el 3-0, finalmente el recién ingresado el portugués Goncalo Ramos a los 87 minutos sentencio la goleada para el 4-0.
Los dirigidos por el español Luis Enrique mantuvo una fe inquebrantable en su fútbol, aún en los peores momentos. Real Madrid, en cambio, pecó por avaro. Y enredado en ese amarretismo del que no pudo salir nunca, perdió humillado. Perdió por goleada para que salga por la puerta trasera del Mundial de Clubes.
Fue tal la distancia entre uno y otro, que ni siquiera el explícito 4-0 alcanza para graficar un partido que tuvo a los ‘Les Parisiens’ como dominadores absolutos. Cierto que no resultó fácil para el Real Madrid traducir la diferencia de actitudes y de propuestas al marcador.
¿Qué tiene este Paris Saint-Germain para tirarse a la gran final, del primer campeonato Mundial de Clubes FIFA soñado?

Tiene, primero, un plantel con nombres más que interesantes: al italiano Gianluigi Donnarumma un meta con la calidad de simplificador, aunque más de una vez se complique la vida con cosas que van más allá del juego; tiene al zaguero marroquí Achraf Hakimi, y con mencionarlo basta, ha los brasileros Lucas Beraldo y el capitán Marquinhos y al portugués Nuno Méndez al fondo como una muralla.
En el medio sector al español Fabian Ruiz, un brillante distribuidor de juego y autor de los dos goles, junto a Vitinha y Joao Neves. Y finalmente al frente a Khvicha Kvaratshelia y Ousmane Benbélé y Desire Dove, para ajustar y desequilibrar arriba.
Pero, además, tiene claro a qué juega: porque su técnico lo trasmite y porque nadie se la cree, porque han hablado de cambiar una mentalidad y en eso están, aunque los hinchas merengues no le creían todavía por las fallas de su equipo.

Porque PSG le ganó al Real Madrid sin la ayuda de nadie, eso está claro. Le ganó gracias a su propio planteo, a su concentración, a su solidez, a su convicción, a su aplicación táctica, a su entrega sin límites en busca del único objetivo la clasificación a la final.
Eso es lo que trataba de explicar el técnico español Luis Enrique al final, con su grito de triunfador indiscutible. Mientras que el Real Madrid llora su desventura…