HARRISON, NJ –La importancia de ganar en casa es el mejor balance para los ‘Toros Rojos’ y con sus 18,185 aficionados sale mejor. El triunfo no admite discusión: lo que se puede cuestionar es el rendimiento colectivo del New York Red Bulls. Lo bueno para este proceso 2025 es que el capitán Emil Forsberg fue el primero en reconocerlo tras su doblete de la noche. Excelente actuación Peter Stroud (quien fue reemplazado) en la distribución y oportunismo del alemán Eric Maxim Choupo-Moting, aunque no convirtió, pero fue esencial en el ataque.
Seguimos bien, ganamos, es cierto, pero no por eso vamos a decir que somos campeones. Hay que hablar, como siempre, en la semana, ¿para analizar qué cosas hicimos bien y que no?, sentenció el capitán.

Sí. Emil Forsberg puso un paño frío al “doblete” que hizo en casa, donde la primera lectura ajena a los sentimientos no admite discusiones: el triunfo se festejó más por el resultado que por el rendimiento.
Para no levantar peligrosos castillos de arena al ilusionado hincha rojo, ni tampoco censurar una nueva aventura al sueño, habrá que decir, inicialmente que New York Red Bulls ganó bien, que jugó de a ratos, que aguantó en otros, que liquidó la batalla en 76 minutos y que mostró -naturalmente- los claroscuros.
¿Veamos por qué?
Red Bulls parecía el mismo de siempre, por adentro y por fuera. Sólo la presencia presurosa del canadiense Raheem Edwards, al que una sola práctica le sirvió para presentarse en sociedad ante sus compañeros y calzarse la camiseta 44 sin demasiados complejos. “Se armó bien, eh” que parece coincidir el reportero gráfico, y la presencia consecuente del hincha local, que rodeó con fotos y cantos ese triunfo esperado. Enfrente, el complicado Toronto FC con el mote de rival dificilísimo; pero ¿fue tan así?
Pocas trompetas silbaron en la noche del pasado empate ante Orlando City 2-2, alguno que otro canto, tribunas con clara rivalidad, eso no es nuevo. Pero este Toronto FC no despierta del sueño.

Comenzaron sin regalarse nada, pero -ya se sabe- cuando más se cuida, más aparecen los regalitos. New York Red Bulls arrancó demasiado dependiente de los pelotazos, olvidándose de que Emil Forsberg con la pelota sabe algo. El mediocampista prendió la luz verde cuando llegó exigido para definir de penal y su remate terminó en el fondo de las redes de Sean Johnson, para el 1-0 a los 44 minutos. En otra Peter Stroud fue derribado cuando estaba a punto de rematar por Raoul Petretta cuando iba solo al gol después de una larga gambeta del zaguero Dylan Nealis.
En frente, el equipo visitante a su manera. Un particular mediocampo -con alto porcentaje de lucha y poca creación- le impedía abastecer al italiano Federico Bernardeshi. Igual se las ingeniaron para arrimarse un par de veces. Es que el español Alonso Coello pasó del relojito del medio campo a distribuir sin éxito y eso se notó, en el 1-0 con que se fueron al descanso, y que no terminó desagradando a nadie.
“Cambiamos, por eso se mejoró. Fue claro Sandro Schwarz, les pedí a mis jugadores que dejaran de tirar pelotazos, que buscaran a Emil, que apareciera el venezolano Wikelman Carmona, que se juntara con Raheem Edward y Daniel Edelman. Este New York Red Bulls es un equipo que juega bien y cuando toca es temible”. Con el as de espadas del resultado en su manga, el técnico trataba de explicar los porqués de aquel Red Bulls oscilante del primer tiempo a este que se abrazó al 2-1 y burlador.

Hay una realidad incontrastable: New York Red Bulls jugó mejor. Hay circunstancias que lo ayudaron, también: en la primera llegada a los 64 minutos del complemento (arranque espectacular de Federico Carballo, tres rivales desairados, centro de derecha para Alexander Hack pero su remate es controlado por el meta Sean Johnson para ahogar el grito de gol.
Pero a los 88 minutos un contragolpe de la visita por intermedio de Lorenzo Insigne tiro combado de zurda desde la izquierda para Derrick Etienne Jr. quien sale y pasa de largo, habilitando a Deandre Kerr quien mete un puntazo seguro al ángulo derecho del meta AJ Marcucci para el 1-1 impensado.
De un partido cerrado y para cualquiera, a esta diferencia apareció Red Bulls: con orden para devolver uno y otro centro del inoperante Toronto FC. Atentos para cortar y salir con Felipe Carballo, vivo Eric Maxin Choupo-Moting para hacerse ver, astuto Emil Forsberg arrancando por cualquier lado, dejando su tendal, obligando siempre y encontró a los 76 minutos del complemento las redes para el 2-1 definitivo y la euforia total.

Toronto FC, no encontró mejor fórmula que recostarse en su defensa, aguantando lo que el Red Bulls pudo ofrecer en el ataque.
Ganó Red Bulls en la 5º fecha. En su casa. Ante el incómodo Toronto FC. Y en esta época de ilusiones postergadas, prender la velita de una nueva esperanza no le viene mal a nadie. El grito de gol, los cantos renovados. Igual que el año pasado, para no tener pegada la obsesión a flor de piel…