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Mexico y Alemania empataron en todo - Foto Cesar Hernandez

¡México y Alemania empatan en un encuentro aburrido, 2-2!

PHILADELPHIA, PA. –‘México y Alemania’ jugaron uno de los peores partidos como queriendo compartir todo. Empataron en todo: fútbol (2-2), pelotazos, remates al arco, atajadas, tiros de esquina, juego brusco, tarjetas y fuera de lugar. Esto ya no es juego. Es la frase que cae redonda para definir a un partido de dos selecciones que aspiran a más y jugado sin contundencia, solidez y potencia ofensiva a excepción de los goles ante 56,500 aficionados que abarrotaron el Lincoln Financial Field de Philadelphia.

El empate se adueñó del juego brusco por momentos el mexicano Uriel Antuna (der) cae ante la marca del defensor aleman David Raul (izq) – Foto Cesar Hernandez DGM

‘México y Alemania’ compartieron el perfil bajo y la ineficiencia de un fútbol amarrado, tedioso, conservador, destructor y hasta malero.

Jugaron sin alma, sin vigor, sin fiereza. Jugaron sin la honra que deben mostrar aquéllos seleccionados que viven y vibran cada segundo de su vida con la gloria de un ‘Tri’ o una ‘Teutona’.

Se pensaba que México, por estar en ‘Somos Locales’, muy junto a su pueblo, donde el calor y el cariño no les separaba más que el aire frio del ambiente.

Uno suele decir que en los partidos amistosos internacionales no valen los planteamientos y la pizarra, que en vez de ello predominan otros valores como la garra, el temple, el coraje, la valentía, la viveza, el orgullo, la picardía… ¿Vimos eso? No.

¿Y entonces qué partido espectamos? Uno más, uno de aquéllos que te tiene que mejorar de cara al futuro en ambas selecciones.

Uriel Antuna (izq) intenta bloquear la entrada de Jamal Musiala (der) – Foto Cesar Hernandez DGM

Y así nunca podremos salir vibrando del estadio y hablando lo bien del fútbol cuando la verdad es que estamos todavía en un desesperante letargo.

Aquí viene entonces la definición y la conclusión: Se jugó un partido de mala calidad, trabado, con demasiadas imprecisiones y algunos golpes bajos.

México no puede jugar de esa manera y más aún cuando de por medio está un trabajo de semanas.

Desorden total. Y lo peor de todo, sin cobertura, sin visión para recuperar el balón.

Edson Alvarez y Hirving Lozano distantes, esperando el pase largo porque de la zona media nunca tuvieron el apoyo esperado.

El mexicano Erick Sanchez (der) intenta detener a toda costa al aleman Pascal Grob (izq) – Foto Cesar Hernandez DGM

Luis Romo no pudo sincronizar jugadas de riesgo y menos achicar el espacio a los alemanes que desde atrás pugnaban por armar sus líneas.

Santiago Giménez corrió como siempre, pero se quedó con las ganas de armonizar el juego.

Uriel Antuna y Erick Sánchez un caso aparte.

En la complementaria el estratega Jaime Lozano intentó algunos cambios de hombres para dar a su equipo mayor orden, claridad y fuerza.

Ingresó Sebastián Córdova por Erick Sánchez autor de uno de los goles y Luis Chávez por Luis Romo, pero nada cambió. Todo siguió igual.

Sólo al minuto 51 del complemento Alemania por intermedio de Niklas Füllkrug pudo decretar el gol del empate teutón. Se encontró en una jugada cara a cara con Guillermo Ochoa, pero éste no le pudo ganar en el achique.

El mejor trabajo de Alemania estuvo sustentado en el aporte colectivo de su zona defensiva, armado con cuatro hombres en línea (Robin GosensAntonio RüdigerJonathan Tah y Niklas Sule) y secundado por el apoyo de IIkay GündoganPascal Grob.

Jamal Musiala le dio el fútbol esperado en la salida e impuso su calidad en la contención. Siempre atento a los rebotes, al pase bien servido y presto para cubrir las espaldas a Thomas Müller y Leroy Sane

Antonio Rüdiger resultó al final el jugador que aportó mayor peligro en el arco de Guillermo Ochoa por su fuerza, agilidad y ese don que le dio el destino: olfato de gol.

La selección de Mexico tan solo pudo empatar con Alemania 2-2 – Foto Cesar Hernandez DGM

En sus pies estuvo la apertura del marcador al minuto 25 gana un bote. Minuto 51 Niklas Füllkrug recibe pase un centro quedando en el mano a mano con Guillermo Ochoa, quien le gana en la salida para el 2 a 2.

Con el empate Alemania, alejó los viejos fantasmas de urgencias ingobernables tras la derrota ante Japón 4-1. Ese Alemania jugaba raro. Este Alemania juega mejor. Pero todavía continúa sin advertirse su techo. ¿No lo tiene? Seguro que sí, pero hoy por hoy no se adivina si está más cerca o más lejos de sus naturales limitaciones como conjunto.

Para México el empate lo sorprende en el renglón de un muy buen equipo. ¿Qué arriesga poco? Arriesga lo que considera necesario. ¿Qué tiene una regla de cálculo debajo del brazo? Es posible. ¿Qué le falta una dosis superior de belleza? Puede ser materia opinable. Pero respira convicción. 

El zaguero aleman Leroy Sane (der) controla el esférico antę la marca de Jesus Gallardo (izq) – Foto Cesar Hernandez DGM

La bendita convicción que agiganta virtudes y minimiza debilidades. La convicción con la que sueñan todos los entrenadores como Jaime Lozano por México y Julián Nagelsmann por Alemania en el aceitado tránsito por ganar, por necesidad y obligación…

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